El día de los derechos humanos y el Sistema Interamericano de su Protección
Por Ricaurte Losada Valderrama
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Ya casi se acaba el año y llega la celebración, el 10 de diciembre, del día internacional de los derechos humanos que se hace a raíz de la proclamación, en 1948, en esa fecha de la Declaración Universal de ellos.
Este hecho ocurrió a raíz de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, pues, entre otras cosas, por ella se entendió que los derechos humanos esenciales no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana.
La guerra también dio lugar al nacimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el cual tiene como pilares, en defensa y protección de éstos, a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y a la Carta Americana de Derechos y Deberes del Hombre y como organismos protectores de ellos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos como jurisdicción internacional convencional, coadyuvante o complementaria de la jurisdicción interna.
Y me refiero a este tema desde ahora, con el propósito de que ojalá se empiece antes de la fecha de celebración a airear el tema para intentar crear una verdadera cultura de defensa y protección de lo que es fundamental para el ser humano: sus derechos y, sobre todo, de sus derechos esenciales, dentro de los cuales los derechos políticos constituyen la piedra angular de la preservación de la democracia, es decir que ellos son consustanciales a ésta y entonces el ideal es, como debiera ser que todos los días se consideraran, de verdad y en serio, de los derechos humanos.
Y se debe destacar que el Sistema Interamericano ha generado un conjunto de decisiones jurisprudenciales por el que justamente se evidencia que la salvaguarda de los derechos políticos es la piedra angular de la preservación de la democracia en los países que ratificaron la Convención Americana.
Todos los países de la región están afectados por graves falencias en la estructura del Estado y, por consiguiente, tienen comportamientos políticos frecuentes que horadan la democracia, donde los Estados, en una sociedad desigual y polarizada defienden los intereses de quienes están en el poder y, con mayor énfasis en Colombia, donde la justicia está politizada, de tal forma que quien controvierta la gestión de los circunstanciales grupos de poder se exponen a ser víctimas del propio aparato estatal que utiliza no solo a los organismos judiciales, sino a las dependencias estatales de las ramas y órganos del poder que sean necesarios para acallar algunas voces disidentes.
Es por ello que la razón de ser de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y de la Carta Americana de Derechos y Deberes del Hombre es salvaguardar la institucionalidad democrática en la región, pues una sociedad anclada aún en un régimen todavía feudal en muchos aspectos que busca el beneficio de las élites y, contrario a ello, es indispensable encauzar las preocupaciones en defensa de sectores como el campesino y de la formación autosuficiente de los jóvenes de escasos recursos, mediante batallas en defensa de los derechos humanos que es indispensable ganar.
Salud y vida, paz, justicia, transparencia.
PD. Y permítanme celebrar con ustedes el hecho de que se han vendido 11.700 ejemplares de mi libro, La Justicia al Servicio de la Política.
@ricaurtelosada
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