El pasado martes cuatro de julio se cumplieron 32 años de haber sido sancionada en blanco la Constitución de 1991. Es entonces la segunda que más a regido. La primera fue la de 1886, que excepcionalmente, y después de 76 reformas, estuvo vigente durante 105 años.
Con la actual se produjo el mayor cambio en las estructuras estatales, institucionales y políticas en Colombia durante el siglo XX, tal como lo reseño en la obra, Los Errores del 91, 55 Reformas en 30 Años, una Historia de Poco Alcance y los Poderes Establecidos de Espaldas a una Constituyente.
Sin embargo, como también lo expongo en el libro, La Justicia al Servicio de la Política, Régimen Insostenible, la Constitución nació a través de cinco golpes de Estado y de golpes de Estado permanentes, es decir, tuvo un origen espurio, y aunque en ella hay muchos aspectos positivos, tiene más sombras que luces, poco reconocidas, en razón a que sus promotores, menos mal, en su gran mayoría,están vivos, razón por la cual, con las 58 reformas que se le han introducido, únicamente se han enmendado errores de forma, pero los de fondo permanecen vigentes y son motivos de guerra, injusticia y subdesarrollo.
Útil recordar que una vez expedida, presenté en el Senado un proyecto para hacerle ajustes indispensables que no fue tramitado y que hubiera evitado tantas reformitas, hechas a cuenta gotas yconseguido enmendar los yerros, las equivocaciones e improvisaciones en que se incurrió al expedirla, iniciativa que fue una verdadera osadía y un motivo para la persecución en mi contra, pues se consideraba que la Carta Política era la receta perfecta para la solución de nuestros males.
No cabe duda, que así no se diga, lo que estápendiente es la configuración de un nuevo pacto social, económico y político, mejor elaborado y consensuado, pues por decir algo, la consagración aunque muy tardía del Estado Social quedó averiada por el paso que la Constitución le dio al modelo neoliberal.
Es indudable que casi todas las modificaciones indispensables continúan pendientes y a sus errores e inconsistencias se agrega su poca cohesión y unidad conceptual.
Y las reformas pendientes no serán posibles a través del Congreso. Se necesita una nueva Asamblea Constituyente, de muy difícil realización en cualquier época, por las exigencias que se introdujeron en la Constitución para su convocatoria, pero que en la actual coyuntura política resulta imposible. Sin embargo, no hay que perder la esperanza, para revertir el hecho de que en 1991, al pueblo se le embriagó con democracia formal, pero lo distanciaron más de las posibilidades de la democracia real.
Y entre los tantos temas de fondo que necesitan ser reformados, uno que no debiera seguirse aplazando, es el de la descentralización, dejado en 1991 a mitad de camino.
Al respecto son útiles las expresiones de Rafael Uribe Uribe: “El problema de la autonomía seccional pudo haber quedado resuelto 1863, no exagerando la federación, o en 1886, no exagerando el centralismo”.
En todo caso, es una lástima que no nos estemos ocupando de las indispensables reformas que se requieren a la Constitución, porque no se tiene suficiente claridad sobre el hecho de que de ella depende en gran medida la vida y el desarrollo del país.
@ricaurtelosada
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