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Foto del escritorPRI RADIOTV

Referencias del Simposio por la paz


Ricaurte Losada Valderrama


Durante la semana en curso se realizó en la Universidad de La Salle,  por el Consejo Colombino por la Paz y la Justicia, el Simposio Colombiano por la Paz.


Este  encuentro, por varias razones, fue el primero en su género, sobre todo porque convocó representantes de todas las corrientes del pensamiento, de varias actividades, de las principales fuerzas vivas del país y de todos los pareceres, sin distingos de ningún género, como de la  propuesta del presidente  Petro sobre la Paz Total, su meta principal, frente a la cual el país vive un momento de renovadas expectativas, iniciativa ésta anclada en la implementación integral del acuerdo final con las ex Farc, que por lo tanto, es determinante para el logro de la paz, con el propósito de que cada día haya más colombianos interesados  en ayudar a resolver el conflicto armado, pues la paz es  la primera entre las tantas necesidades urgentes de Colombia.


Se trató de un foro, no solo indispensable para el país y su futuro, producto del trabajo de la sociedad civil, sino de un foro de un alto nivel académico.


He estado convencido siempre que el camino necesario e indispensable para llegar a la paz es el de la política. Por lo tanto, el del diálogo y la concertación, todo combinado con un cambio cultural.


La construcción de la paz implica el cambio de la cultura violenta en que vivimos por una de Paz y Convivencia, mediante un proceso que nos corresponde a todos, y que entonces debemos asumir, ojalá todos los colombianos, o por lo menos la mayoría posible, que es a corto, mediano y largo plazo. Por lo tanto, entre los muchos requisitos para llegar a la paz, es indispensable la persistencia en el propósito, no desistiendo ante tantas dificultades que tiene su conquista.


Si el país quiere la paz, o por lo menos buscar disminuir la intensidad del conflicto armado, debe ser consciente que tiene que ceder en muchos aspectos, pero teniendo bien presente que se puede, en aras del entendimiento, hacer concesiones, eso sí, hasta donde no se afecte la unidad y la dignidad de la Nación, tampoco la democracia, al contrario, ésta debe salir fortalecida.


La búsqueda de la convivencia es en sí mismo un acto de soberanía y dignidad, por lo cual es necesario obtenerla sin sumisión, tampoco entregando el país o cercenándolo, menos postrados ante poderes foráneos, lo cual implica, a su vez, tolerancia, máxime tratándose de una Nación heterogénea en sus distintos órdenes como la nuestra.


Entonces, la paz no se logra solo con acuerdos con los alzados en armas, sino entre todos los colombianos: encontrándonos, perdonándonos, reconciliándonos.


Una de esas condiciones es la generación de mayor conciencia sobre la necesidad de  derrotar  la violencia y  la guerra mediante  metas que pueden  comprimirse en la consecución de más justicia. Porque estrechamente unida a la paz está la justicia y ésta a la vigencia efectiva de los derechos humanos.


A esta conclusión he llegado después de escribir el libro, La Justicia al Servicio de la Política, Régimen Insostenible.


Buscamos ayudar a hacer realidad el sueño de la paz. Buscar  que haya en Colombia muchos pedagogos de paz y de justicia de la sociedad civil.



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